Abandono
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La princesita tiene afición por las azoteas, sobre todo cuando hay viento suave, de ese que mueve los cabellos como si fueran dedos. Le gustan las azoteas porque casi todo el tiempo están solas, como abandonadas. Sólo están ocupadas en la mañana, cuando las mujeres suben a lavar la ropa y la tienden a secar en los días con sol, pero no pasa mucho para que esa parte de las casas vuelva a su naturaleza solitaria.
Es entonces cuando una especie desconocida, las princesas, las verdaderas princesas (porque esas de los cuentos que nos cuentan cuando niños son pura fantasía de algún autor depravado, o de gente que no tiene nada que hacer) salen a observar su reino de tinacos y antenas de TV. A una de esas princesitas le gustaría conocer en ese lugar idílico a un príncipe que la tumbara ahí, en el silencio de la tarde, y que le dijera secretos al oído sin mencionar palabra, secretos adornados con uno que otro canto de gorriones, enmedio de las sábanas inmaculadas por el cloro y con el aroma primaveral del suavitel.
La princesita ha pensado seriamente en el por qué le gustan tanto las azoteas. Lo piensa siempre recargada en uno de los muros mientras le dan los últimos rayos de sol del día. Tal vez sea porque se siente un poco identificada. Sólo un poco.
2 Comentarios:
Por cierto, todo el fin de semana me la pasé lavando... supongo que es mi cuota para volverme una verdadera princesa
Sigue en tus sueños de azotea linda princesa,, jejeje, me gusto, eso de el cloro inmaculado y el suavitel hace que se rompa ese sueño idealista de las princesas de cuento de hadas, es bueno leer algo tuyo, hace mucho tiempo lei otros cuentos de hadas y este realmente me gusto, recuerda ponerte bastante crema en las manos, por eso del cloro jeje, saludos. RX
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